La nueva ley antievasión elimina la exención de impuestos para importaciones menores a 41 dólares, afectando a plataformas como Shein y Temu.
Opiniones enfrentadas ha generado la ley antievasión, que incluye entre sus lineamientos el fin de la exención de impuestos para importaciones de bajo valor, específicamente aquellas menores a 41 dólares. Esta medida podría tener un impacto importante en las plataformas de comercio electrónico extranjeras como AliExpress, Temu y Shein, tan populares entre los consumidores chilenos por sus precios competitivos y por consiguiente, generar malestar entre quienes las utilizan. Sin embargo, la discusión va más allá de un simple ajuste fiscal; se trata de una cuestión de justicia en el mercado y de corrección de desigualdades.
Durante años, estas plataformas extranjeras han aprovechado la exención tributaria a importaciones de bajo valor para ofrecer productos a precios notablemente bajos, lo que ha representado una ventaja competitiva sobre las empresas locales. A través de esta franquicia, que eximía de aranceles a productos menores de 41 dólares, los importadores podían eludir el pago de tributos que sí se exigen a los comerciantes nacionales, lo que sin duda constituye un escenario de competencia desleal que perjudica la economía local, afectando principalmente a las pymes, que deben cumplir con todas las normativas tributarias y aduaneras.
La eliminación de esta exención, por lo tanto, podría ser vista como un intento de igualar las condiciones en el mercado. En primer lugar, se remedia una distorsión en el sistema tributario, y en segundo, se nivela el terreno para los actores locales. Las pequeñas y medianas empresas chilenas podrían beneficiarse de esta medida, ya que se reduce la ventaja que las plataformas extranjeras tenían hasta ahora. Además, el fin de la franquicia tiene el potencial de aumentar la recaudación tributaria, cerrando así un vacío que fomentaba prácticas evasivas a través de importaciones fraccionadas.
Sin embargo, también es cierto que esta decisión afectará directamente a los consumidores. Con el nuevo esquema, el costo de muchos productos adquiridos en plataformas extranjeras podría aumentar, lo que podría disuadir a algunos compradores o llevarlos a considerar opciones en el mercado local. Esta alza de precios podría modificar los hábitos de consumo de aquellos que han estado acostumbrados a adquirir productos a precios bajos desde el extranjero.
Desde la perspectiva del fisco, el aumento en la recaudación debe ir de la mano con políticas de apoyo a las pymes y con el fortalecimiento del comercio electrónico formal en Chile. Solo así se podrá aprovechar plenamente el impacto positivo de esta reforma, asegurando que los beneficios lleguen a las empresas nacionales y a la economía en general.
En resumen, el fin de la franquicia tributaria para importaciones menores a 41 dólares no es solo una medida fiscal; es una oportunidad para fortalecer el comercio local y para fomentar una cultura de equidad en el mercado. Aunque los consumidores puedan verse afectados a corto plazo, el objetivo de crear un entorno más justo y competitivo podría traer beneficios duraderos, siempre y cuando se acompañe de políticas efectivas de apoyo al sector productivo chileno.
José Navarrete Oyarce
Director del Magíster en Tributación
Universidad Andrés Bello