[COLUMNA DE OPINION] – Internet, siempre conectado: la revolución digital que no da tregua

La conexión digital en Chile avanza a pasos agigantados, pero aún quedan desafíos de inclusión y sostenibilidad. ¿Cómo podemos construir un internet más responsable?

La explosión de datos y la inteligencia artificial están cambiando la forma en que vivimos, pero aún enfrentamos desafíos de inclusión y sostenibilidad.

Internet: el tejido invisible de nuestra vida

Hoy, la idea de «estar desconectados» es tan arcaica como el pitido del viejo módem de 56K. La digitalización ha transformado cada aspecto de nuestra existencia, y lo que antes parecía un lujo, hoy es una necesidad. Basta con echar un vistazo a los números: en 2025 el volumen de datos a nivel mundial será cinco veces mayor que en 2018. Cada minuto, aportamos nuestro granito de arena a esta avalancha digital: búsquedas, consultas a asistentes virtuales, correos electrónicos que viajan a la velocidad del rayo…

Con semejante océano de información, no es de extrañar que la inteligencia artificial (IA) haya despegado como un cohete. Como bien señala Nicolás Caselli Benavente, Director de Ingeniería Civil Informática de la Universidad Andrés Bello, “nunca antes hubo tanto material para que las máquinas aprendieran”.

Chile y su conexión imparable

Nuestro país no se queda atrás en esta revolución digital. Más del 94% de los hogares chilenos tienen acceso a internet, y lideramos la implementación del 5G en Latinoamérica. La digitalización avanza a pasos agigantados: cada vez más trámites pueden realizarse online, y millones de chilenos ya utilizan su Clave Única. Sin embargo, aún enfrentamos desafíos importantes. Como bien recuerda una reciente encuesta, “solo una de cada cuatro personas mayores de 60 años sabe cómo conectarse a una red wifi, y la gran mayoría nunca ha utilizado su Clave Única”.

Aquí es donde radica el gran reto: garantizar que todos, sin importar la edad o el nivel socioeconómico, tengan las herramientas para desenvolverse en este mundo digital.

El impacto oculto de la tecnología

Este avance tecnológico, aunque fascinante, no está exento de desafíos. Lo que pocas veces consideramos es el enorme consumo energético que requiere la infraestructura digital. Los centros de datos, que almacenan y procesan toda esta información, consumen cantidades ingentes de energía, comparable al gasto total de países enteros. Incluso una simple pregunta a un modelo de IA puede gastar más energía que una búsqueda tradicional en internet. Y eso no es todo: enfriar estas gigantescas infraestructuras requiere grandes cantidades de agua. La inteligencia artificial también tiene una «huella hídrica» que debemos considerar.

Lo cierto es que nos hemos acostumbrado a la inmediatez: lo que antes era impensado, ahora lo consideramos esencial. Pero esta comodidad que disfrutamos depende de una infraestructura monumental que, si se gestiona con inteligencia y responsabilidad, tiene el poder de democratizar el conocimiento y disparar la innovación. Sin embargo, si no cuidamos la capacitación digital de las personas y el impacto ambiental de esta revolución, corremos el riesgo de crear ciudadanos de primera y segunda clase y de sobrecargar un planeta que ya nos está enviando señales de agotamiento.

La corresponsabilidad digital

En este Día de Internet, la invitación de la Ingeniería Civil Informática de la Universidad Andrés Bello es a celebrar no solo la conexión, sino también la corresponsabilidad digital. Esto implica gobernar los datos con ética, sumar esfuerzos para que nadie se quede atrás en la alfabetización digital y diseñar tecnologías que respeten los límites de nuestro planeta.

Solo así, el próximo gran salto de la IA será, además de un hito tecnológico, un verdadero logro social y ambiental para Chile y para el mundo.

Nicolás Caselli, académico Ingeniería, Sede Concepción.

Nicolás Caselli Benavente

Director Ingeniería Civil Informática

Universidad Andrés Bello

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