¡Donald Trump regresa a la Casa Blanca! El expresidente republicano gana las elecciones presidenciales de EE. UU.

Donald Trump logra un regreso inesperado a la presidencia de Estados Unidos, venciendo a Kamala Harris en una contienda reñida y marcando un hito en la historia política estadounidense.

Donald Trump se convierte en el primer expresidente de Estados Unidos en más de un siglo en recuperar la Casa Blanca, tras una apretada contienda contra la demócrata Kamala Harris, obteniendo 277 votos electorales frente a 224.

En una sorprendente y muy reñida jornada electoral, Donald Trump, candidato republicano y exmandatario estadounidense, ha conseguido lo impensable: un regreso a la Casa Blanca. Tras un conteo preliminar de votos que dejó el resultado en suspenso durante varias horas, Trump se proclamó vencedor con un total de 277 votos electorales, superando a su oponente, la demócrata Kamala Harris, quien obtuvo 224 votos, según las proyecciones de los principales medios del país.

Este regreso marca un hito en la historia política de Estados Unidos, pues Trump se convierte en el primer expresidente en más de un siglo en recuperar el poder después de perder las elecciones previas en 2020. Esta victoria, que se traduce en un triunfo tanto simbólico como estratégico para el Partido Republicano, también posiciona a Trump como el primer presidente en funciones con antecedentes de condenas judiciales. Esta situación no ha pasado desapercibida entre sus seguidores ni detractores, quienes debaten las implicaciones de que una figura con antecedentes legales ocupe el cargo más alto de la nación.

«No los defraudaré», prometió Trump durante un encendido discurso desde el centro de convenciones de Palm Beach, en Florida, lugar donde se encontraba rodeado de sus seguidores, familiares y miembros clave de su campaña. Visiblemente emocionado, el expresidente agradeció a su equipo y se dirigió a los estadounidenses con un tono conciliador. «El éxito nos va a unir, y vamos a empezar poniendo a Estados Unidos en primer lugar«, declaró en medio de los vítores de sus seguidores.

El acto, que duró menos de media hora, fue el escenario en el que Trump aprovechó para expresar su gratitud hacia su familia y el pueblo estadounidense, destacando la importancia de “poner atrás las divisiones de los últimos años” y trabajar hacia un “Estados Unidos mejor”. Entre sus palabras, resaltó la importancia de los valores y la unidad nacional, una propuesta que busca pacificar el país tras varios años de intensas divisiones políticas y sociales.

El Colegio Electoral y los estados decisivos

El triunfo de Trump no solo fue el resultado de una estrategia de campaña exhaustiva, sino también de su desempeño en estados clave como Carolina del Norte, Georgia, Pensilvania y Wisconsin. Estos estados, tradicionalmente considerados el fiel de la balanza en el mapa electoral, fueron determinantes para que el exmandatario lograra el número de compromisarios necesarios para ganar. Como establece el sistema electoral de Estados Unidos, el Colegio Electoral cuenta con 538 delegados, que se distribuyen entre los estados según su población, y el candidato que gana en cada estado se lleva todos sus votos electorales, salvo en Maine y Nebraska, donde se distribuyen de manera proporcional.

La victoria de Trump también devuelve el control del Senado a los republicanos, un avance significativo para su agenda política y para las políticas de la derecha en Estados Unidos. Este cambio en el Congreso representa un giro de gran importancia en la estructura de poder en Washington.

Harris cancela su discurso ante el sorpresivo resultado

Por su parte, la candidata demócrata Kamala Harris, quien buscaba hacer historia como la primera mujer electa a la presidencia, canceló el discurso que tenía previsto tras conocer los resultados preliminares. Según su equipo de campaña, Harris decidió posponer su declaración oficial hasta el miércoles para evaluar la situación y las posibles respuestas de su partido.

Con una victoria que consolida su influencia y base de seguidores, Donald Trump enfrenta ahora el desafío de gobernar un país marcado por divisiones profundas y una política cada vez más polarizada. Su promesa de “no defraudar” a sus votantes será puesta a prueba en los próximos años, mientras Estados Unidos observa atentamente sus próximos pasos en el escenario internacional y doméstico.

 

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