Gracias al trabajo conjunto entre la Plataforma Patrimonial Playa Ancha y la Municipalidad de Valparaíso, la histórica escultura fue restaurada y reinstalada en Plaza Waddington
Fue en el terremoto de 1985 que la escultura “El Verano” o “L’ Été” (Fundición Val D’Osne, Paris, Francia, 1870) cayó de su pedestal ubicado en la Plaza Waddington de Playa Ancha y debió ser retirada y resguardada por el municipio de Valparaíso. Desde ese entonces, la estatua que la comunidad playanchina nombra amorosamente como “El Príncipe Feliz” se mantuvo guardada, lejos de las flores que niñas y niños del sector ponían a sus pies, pero nunca fue olvidada. Esos mismos niños y niñas, que ahora son adultos, comenzaron la búsqueda de la escultura que, gracias al trabajo conjunto entre la comunidad y diversos departamentos de la Municipalidad de Valparaíso, fue restaurada y reinstalada en Plaza Waddington.
Gride Ballesteros, vecina y presidenta de la Plataforma Patrimonial Playa Ancha, recuerda que la escultura estuvo ubicada desde 1938 en el centro de la plaza:
“Cuando nosotros éramos niños, el lugar de encuentro era y sigue siendo la Plaza Waddington, en la cual estaba este monumento al cual nosotros le habíamos puesto cariñosamente El Príncipe Feliz. En muchas ocasiones, para el Día de la Primavera, sobre todo, esta plaza estaba llena de canteritos con flores, y nosotros íbamos a sacar las flores de ahí y se las poníamos al Príncipe como recuerdo por el Día de la Primavera. También acá era un lugar donde se celebraban los niños.
Después de tomar tecito o la once, nos veníamos todos a jugar a la plaza y ahí también era un lugar para sacarnos la foto junto a él, junto al Príncipe. Bautizos, que bautizaran a algún niño, también venían acá. Casamientos, Primera Comunión. Cuando estaba la Escuela N°18, también todos veníamos a la plaza, y ahí estaba nuestro Príncipe. Y de un día para otro no estuvo más. Y ahí empezamos con el rescate de este monumento”.
El proyecto de recuperación de “El Verano” comenzó con la recolección de firmas por parte de la comunidad para que la escultura volviera a la plaza. Mientras, paralelamente un grupo de vecinos comenzó la búsqueda para dar con su paradero. Un vecino relevante para lograr esta misión es el profesor normalista e investigador de Playa Ancha, Héctor Vásquez, quien relata que una vez que se logró ubicar la escultura en el Parque Quintil, comenzó la gestión con el equipo de Planificación Participativa de la SECPLA, que tuvo un rol coordinador entre las comunidades y los equipos técnicos municipales, viabilizando presupuestariamente la iniciativa.
Luego, “El Príncipe Feliz” quedó en manos del Departamento de Gestión Patrimonial dependiente de la Dirección de Desarrollo Económico, quienes, junto a un equipo de escultores, restauradores y arquitectos, encabezados por la estudiante de la Escuela de Oficios Patrimoniales, Lina Vásquez, estuvieron a cargo de su reparación. Respecto al trabajo realizado, María Paz Lisperguer, restauradora del DGP, destacó que
“se plantea la idea de hacer un refuerzo y una estructura central para que no vuelva a pasar todo lo que había ocurrido (la caída). A partir de eso, se hace una investigación fotográfica y encontramos diferentes piezas que en estos momentos se replican y se vuelven a instalar pensando en la escultura original. A diferencia del original, ahora estamos trabajando con resina y cementos para reconstruir los faltantes y así poder tener una diferencia de materialidad y darnos cuenta de qué es lo antiguo y qué es lo moderno”.
La larga travesía del “Príncipe Feliz” tuvo su fin esta semana, en una emotiva ceremonia de inauguración en Plaza Waddington. En la instancia, la alcaldesa de Valparaíso, Alicia Zúñiga, recalcó:
“Ha sido un momento muy significativo para la comunidad de Playa Ancha en general, porque son largos años de lucha, de golpear puertas, de insistir, de gestionar, para efectivamente recuperar esta estatua que es icónica y que representa la identidad de este sector la Plaza Waddington. Y que felizmente hoy se concretó con esta entrega a la comunidad de esta estatua El Verano, que para ellos también tiene incluso otro nombre El Príncipe Feliz.
Pero ha sido un esfuerzo larguísimo y, por lo tanto, se saluda el trabajo de los restauradores, de las propias oficinas nuestras del municipio que estuvieron dispuestísimos a los requerimientos de la comunidad, y, por cierto, por sobre todas las cosas, a la comunidad que organizada y con perseverancia logra concretar sus propósitos”.