¿Cuándo comenzamos a etiquetarnos como buenos o malos según nuestras creencias?
Vivimos en una época en la que las ideologías se han convertido en trincheras desde las cuales juzgamos y atacamos a quienes piensan diferente.
Recientemente, me encontré con una situación que ilustra perfectamente esta problemática. Intenté entrevistarme con una autoridad comunal para discutir temas relevantes, pero al día siguiente, se arrepintieron… ¿La razón? Me tacharon de “derecha”. Esto me lleva a preguntarme: ¿cuándo comenzamos a dividirnos en buenos y malos?
Resulta irónico que incluso las autoridades que se precian de ser tolerantes y respetuosas estén tan inclinadas a etiquetar y segregar. La diversidad es la riqueza de nuestra sociedad, y ninguna persona es igual a otra. Sin embargo, las ideologías han logrado dividir a padres e hijos, amigos y compañeros de vida. Parece que el pensamiento crítico y el diálogo abierto han quedado obsoletos.
Es indignante observar cómo se exige a los comerciantes cumplir con todas las normativas para abrir o ampliar sus negocios, bajo amenaza de multas si suben la cortina antes de obtener todos los permisos municipales. Pero cuando las autoridades instalan sus anhelados polos comerciales, no parecen considerar las mismas reglas. ¿Acaso temen romper el chanchito para devolver cada peso?
¿Quiénes son los Malos?
Lo realmente malo, no es que alguien sea de izquierda o derecha, lo verdaderamente pernicioso, es el nepotismo, el uso indebido de recursos públicos, y esa hipocresía de predicar y no practicar.
El carisma de una autoridad no tiene que ver con un aspecto cosmético, sino tendríamos que buscar candidatos en gimnasios y salones de belleza, el real carisma es el desempeño honesto de un cargo.
En vez de dejarnos dividir, entre buenos y malos, deberíamos unirnos para combatir los verdaderos males y así construir una mejor comuna para todos.
Marcelo González Solorza
Presidente Asoc. Comercio establecido de Villa Alemana.