La creciente inseguridad en Viña del Mar pone en jaque a la administración de la alcaldesa Ripamonti y a la delegada presidencia
En plena luz del día, el centro de Viña del Mar se ha convertido en un escenario de balaceras y delincuencia. La administración de la alcaldesa Ripamonti parece no estar a la altura de la situación, incapaz de garantizar la seguridad en zonas que antes eran consideradas seguras. La Galería Cristal es un claro ejemplo de cómo los delincuentes han perdido el temor, convirtiendo a la avenida Valparaíso en una tierra sin ley.
Por otro lado, la delegada presidencial de la región parece vivir en un mundo paralelo, minimizando la inseguridad en la comuna y mostrándose incapaz de coordinar con las fuerzas policiales para enfrentar la comisión de delitos violentos. Es urgente que se adopten medidas para recuperar la ciudad.
La alerta emitida por Estados Unidos sobre la inseguridad en Valparaíso y Viña del Mar no es infundada. Viña del Mar se ha vuelto un lugar extremadamente peligroso. Los ciudadanos viven con miedo y temor, palpable en las calles a las 6 o 7 de la tarde, o al salir temprano a las 5 o 6 de la mañana. La falta de presencia policial, agravada por el estallido social, y la falta de medidas por parte de la municipalidad de Viña del Mar, han dejado tanto a la parte alta de la ciudad como al centro de la ciudad Jardín desprotegidos. Se requiere liderazgo y una mayor protección por parte de las fuerzas policiales, el gobierno central, la delegada presidencial y la alcaldesa Ripamonti.